¡Zapata vive! ... congelado en carbonita
Este fin de semana decidí recorrer la Ruta de Emiliano Zapata, de donde nació y vivió hasta donde murió, y quiero compartirles mis reflexiones que tuve durante este recorrido. Espero no meterme en el pantano de las ideologías y los "ismos".
El recorrido lo iniciamos en un rió que atraviesa la ciudad de Cuautla en el estado de Morelos, es un rió hermoso, no es profundo, pero con un buen caudal que nace en esta misma ciudad, en un lugar, que desde hace varios lustros es un balneario cuyo un nombre es la pesadilla de cualquier mercadologo encargado de posicionar marcas: "Agua Hedionda"
Cuando vas a la vera del rió, observas a la gente, gente que se ha levantado temprano para ir a caminar o a correr, es gente amable que te da lo buenos días con un sonrisa o con un movimiento de cabeza y sin embargo es la misma gente que se ha hecho fama a través de los siglos de ser orgullosa y bronca, y piensas entonces en mítico el héroe, que formo su carácter seguramente en este entorno.
Una vez que no podemos continuar acompañados por el rió, nos dirigimos a una mítica hacienda azucarera hoy completa ruina, la hacienda Anenecuilco, símbolo del mal y la opulencia desmedida de los hacendados del porfiriato, en un estado ruinoso es una joya arquitectónica que aun deja ver el poder que tuvo en otros ayeres, hoy sus accesos y muros se encuentran tapiados, como si quisieran dejar prisioneros fantasmas de otras eras.
De ahí nos adentramos al pueblo de Anenecuilco en cuya entrada un letrero dice "La Tierra del Jefe" y aun costado un monumento a Zapata y a su familia, no puedo evitar comparar ese monumento con la imagen de Han Solo congelado en carbonita, a lado una arenga muy poética y revolucionara, que me hace dudar si realmente fueron palabras que salieron del héroe o de la propaganda oficial.
Visitamos la casa donde vivía Emiliano Zapata, sus ruinas, practicamente cimientos, nos muestran una casa y parcela pequeña, y sin embargo esa tierra insignificantes dimensiones, comparada con la hacienda que acabábamos de visitar, es el detonador que hace estallar una revuelta social cuyos ecos aun hoy se encuentran vigentes en la sociedad de este país, para bien y para mal.
Antes de abandonar Anenecuilco, hay un parque infantil temático de Zapata, algo así como Zapatilandia.
Ahora hay que hacer un subida de 14km para dirigirnos al lugar en donde el destino que nos espera a todos, alcanzo también a Emiliano Zapata, otra hacienda, Chinameca, ha diferencia de la hacienda Anenecuilco, no es una hacienda particularmente espectacular, hoy es un mueseo y , el edificio principal esta restaurado completamente, es un lugar sin muros, en la parte trasera una impresionante chimenea y un campo de fútbol donde los niños sueñan a ser el sucesor de Cuauhtemoc Blanco, a un costado, un arco con lo único que queda del muro original de la hacienda, una estatua del General a caballo, un placa que reza: "En este lugar cayó muerto el General Emiliano Zapata Salazar, el 10 abril de 1919, según información oral de testigos precenciales". Atrás una señora vende afiches y playeras con la imagen de Zapata, no dejan de recordarme a las señoras que afuera de la Iglesia venden las estampitas y relicarios de los santos.
Emprendemos el regreso y en el camino me encuentro, pintado en una piedra algo que me hace cortocircuito después del viacrucis zapatista que he hecho: "El rancho el Cowboy"
Al final de este viaje solo puedo terminarlo con esta reflexion clásica: Vanitas vanitatum et omnia vanitas
El recorrido lo iniciamos en un rió que atraviesa la ciudad de Cuautla en el estado de Morelos, es un rió hermoso, no es profundo, pero con un buen caudal que nace en esta misma ciudad, en un lugar, que desde hace varios lustros es un balneario cuyo un nombre es la pesadilla de cualquier mercadologo encargado de posicionar marcas: "Agua Hedionda"
Cuando vas a la vera del rió, observas a la gente, gente que se ha levantado temprano para ir a caminar o a correr, es gente amable que te da lo buenos días con un sonrisa o con un movimiento de cabeza y sin embargo es la misma gente que se ha hecho fama a través de los siglos de ser orgullosa y bronca, y piensas entonces en mítico el héroe, que formo su carácter seguramente en este entorno.
Una vez que no podemos continuar acompañados por el rió, nos dirigimos a una mítica hacienda azucarera hoy completa ruina, la hacienda Anenecuilco, símbolo del mal y la opulencia desmedida de los hacendados del porfiriato, en un estado ruinoso es una joya arquitectónica que aun deja ver el poder que tuvo en otros ayeres, hoy sus accesos y muros se encuentran tapiados, como si quisieran dejar prisioneros fantasmas de otras eras.
De ahí nos adentramos al pueblo de Anenecuilco en cuya entrada un letrero dice "La Tierra del Jefe" y aun costado un monumento a Zapata y a su familia, no puedo evitar comparar ese monumento con la imagen de Han Solo congelado en carbonita, a lado una arenga muy poética y revolucionara, que me hace dudar si realmente fueron palabras que salieron del héroe o de la propaganda oficial.
Visitamos la casa donde vivía Emiliano Zapata, sus ruinas, practicamente cimientos, nos muestran una casa y parcela pequeña, y sin embargo esa tierra insignificantes dimensiones, comparada con la hacienda que acabábamos de visitar, es el detonador que hace estallar una revuelta social cuyos ecos aun hoy se encuentran vigentes en la sociedad de este país, para bien y para mal.
Antes de abandonar Anenecuilco, hay un parque infantil temático de Zapata, algo así como Zapatilandia.
Ahora hay que hacer un subida de 14km para dirigirnos al lugar en donde el destino que nos espera a todos, alcanzo también a Emiliano Zapata, otra hacienda, Chinameca, ha diferencia de la hacienda Anenecuilco, no es una hacienda particularmente espectacular, hoy es un mueseo y , el edificio principal esta restaurado completamente, es un lugar sin muros, en la parte trasera una impresionante chimenea y un campo de fútbol donde los niños sueñan a ser el sucesor de Cuauhtemoc Blanco, a un costado, un arco con lo único que queda del muro original de la hacienda, una estatua del General a caballo, un placa que reza: "En este lugar cayó muerto el General Emiliano Zapata Salazar, el 10 abril de 1919, según información oral de testigos precenciales". Atrás una señora vende afiches y playeras con la imagen de Zapata, no dejan de recordarme a las señoras que afuera de la Iglesia venden las estampitas y relicarios de los santos.
Emprendemos el regreso y en el camino me encuentro, pintado en una piedra algo que me hace cortocircuito después del viacrucis zapatista que he hecho: "El rancho el Cowboy"
Al final de este viaje solo puedo terminarlo con esta reflexion clásica: Vanitas vanitatum et omnia vanitas
Estas es como la versión mexicana ..."De que hablo mientras voy en bicicleta"
ResponderEliminarel plus es el recorrido sobre el personaje...
tengo una revista que guardo con mucho cariño hay hojas enteras sobre la vida de caudillo que llevó y aunque es extensa la edición, no recuerdo mencionen estos sitios
esta es otra mirada...
Zapata ... ese si era un verdadero cowboy!