Timón al sureste
Dice la canción que "volver es una forma de llegar"
Y ahora a mi bici le toco ser pasajera en este viaje rumbo al Sureste, a donde regreso después de una ausencia de casi seis años.
Hemos dejado Orizaba a la 5 de la mañana, esta obscuro y aun esta lloviendo. Llegando a La Tinaja, Veracruz, la lluvia a cesado y un letrero nos señala el camino que enfila a nuestro destino y el sol naciente nos regala una postal para disfrutar
Los charcos, la vegetación exhuberante, hacen sentir una humedad en ambiente que pareciera que estamos respirando otro tipo de aire.
La primera parada la hacemos en Coatzacoalcos, hemos atravesado El Papaloapan, un puente colgante lo atraviesa, como también el paisaje se ve atravesado por la chimeneas humeantes de la refinería petrolera "pajaritos", llamada asi por las aves enjauladas que se utilizaban en otras epocas para detectar fugas de gas.
Ahora nos adentramos a tierras del Pochitoque (Tortuga) y el Pejelagarto, donde el Pozol ( bebida fermentada de maiz y cacao) se vende mas que el gatorade, la tierra de los orgullosos "Chocos", como tradicionalmente se autodenominan los Tabasqueños, y flanqueado por el Grijalva y el Usumacinta se encuentra Villahermosa, no nos detenemos mucho tiempo, solo para admirar los bellos paisajes que se crean por rios, lagunas y pantanos de la zona.
Una vez que salimos de Tabasco, llegamos al puente del Zacatal, uno de los dos puentes que unen a la Isla del Carmen con el continente y a la vez nos da entrada a la ciudad del mismo nombre famosa por sus camarones y por ser el punto de encuentro de los plataformeros.
Despues de comer, continuo el camino esta vez, hacia Campeche, ciudad amurallada en donde la calma se refleja incluso en el mar de su costa que hace dudar si es no se trata de una laguna.
Finalmente y despues de doce horas, el peregrino llega a su destino, la blanca Mêrida, en donde nos esperan nuevos retos y aventuras.
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