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Señor Gato

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Dicen que hay dos tipos de personas, a las que les gustan los perros y las que les gustan los gatos. Yo soy de los primeros y siempre lo sere, en diferentes etapas de mi vida he tenido perros y de todos tengo hermosos recuerdos. Jamas habia tenido un gato, hasta hace unos dias que llego (en contra de mi voluntad) el Señor Gato, quien se llama asi por mi reticenencia a encariñarme con el, no queria ponerle nombre y solo lo llamaba "Gato" y a veces "che Gato" y bueno y asi fue que al final se llamo Señor Gato. El Señor Gato y yo llevamos una relación un poco extraña, una especie de cariño de canción de José Alfredo, soy el único al que busca para dormir en su regazo y también soy el único al que le ha propinado un par de buenos zarpazos. Es un tipo raro ese Señor Gato, y no se si cuando me mira esta pensando: "Gracias humano por darme cobijo y comida...te matare en la noche".

HOY YO NO CELEBRO A LA MUJER

Hoy es un día en que los hombres debemos de ser prudentes...así que espero no ser linchado por mis comentarios Desde las 6 de la mañana el wathsapp empieza a recibir notificaciones, felicitando a todas las mujeres por su día,  por ser una bendición, por ser fuente de vida, hermanas, hijas, vaya hasta quien les dedica un estribillo de la canción de Arjona ( y esas personas tienen un lugar especial en el infierno). Conforme voy camino al trabajo, observo a las mujeres que van cruzando el camino, y observo una gran diversidad física en ellas y pienso en ello, reflexionando que eso que solo es lo que se ve por fuera, cuan complejas y diferentes deben ser en lo que no se ve, y entonces me pregunto si tienen necesidad de que se les felicite por el hecho de ser lo que son, digo, yo sinceramente, no entendería que se me felicitara por ser lo que soy, pues como que es inherente y no me hace particularmente especial. Conforme pasa la mañana, tengo menos ganas de felicitar a las mujeres, y

El llamado de la naturaleza

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Vivir en un lugar en donde hay mucha oferta turística de aventura, hace que de algún momento tenga que afectarte el exceso de publicidad y mercadotecnia (aunque vaya dirigida a los vikingos del hemisferio norte), provocando que se despierte en mi interior el espíritu del cavernicola de closet que llevo dentro y que todos los los hombres de genero masculino que nos preciamos de ser no menos que aspirantes a "macho alfa" tenemos. Seducido por el llamado de la naturaleza, este hombre cavernario que habita en nuestro interior, comenzara a controlar tus pensamientos y rápidamente encontrara eco entre los congéneres varones de la tribu dispuestos a internarse en las selvas y conseguir el sustento con las propias manos. Y aun en este ambiente (casualmente amenizado por unas cervezas), no se ha perdido del todo los resabios de un ser pensante y moderno, por lo que se habré un paréntesis de cordura para realizar la adecuada planificación que requerirá esta expedición, nada com

Lluvia

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Cae la primera gota de  agua y llega el aroma inconfundible de la tierra mojada, la temperatura del ambiente se refresca por un viento que acaricia tu cara, y hace danzar a las nubes de formas oscuras y desordenada, muchas veces acompañadas de luz y sonido, un verdadero espectáculo de los sentidos. Desde el resguardo del tejaban veo correr el agua que se acumula en el suelo, formando grandes charcos, no hay manera de escapar indemne, o llego tarde a la cita o llego empapado, sin embargo, una estupida felicidad debe de estar reflejada en mi rostro,  no se cual sea el antónimo de un trauma infantil, pero yo tengo eso con la lluvia, amo de manera irracional a la lluvia. La cita se ha cancelado y de cualquier forma me he terminado mojando, y así como con la lluvia, me pasa con algunas personas, se que no me dejaran nada y se irán de mi vida tan rápido como llegaron, pero me dejo embrujar por su belleza caótica.

El virus

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Llueve en esta tarde, disfrutando de un café y la compañía del perro echado a los pies, observo mi bici, han pasado meses sin rodarla, una mezcla de nostalgia y hasta de cierta culpa llegan a mi mente por todos los pretextos que cada semana han saboteado el girar de la rueda. El recuerdo del esfuerzo y la satisfacción que solo te da el alcanzar nuevos horizontes, me hacen reflexionar en el porque decidí abandonar mi bicicleta a merced del polvo y telarañas. Y caigo en cuenta que que fui atacado por algo llamado confort,  ese extraño (pero común) virus que  apaga el ímpetu de descubrir y gozar nuevas aventuras en hombres y mujeres por igual. Y resulta que es un formidable enemigo, comparte una característica con los grandes males de la humanidad, es silencioso, ataca a la victima en todos los aspectos de tu vida, ya sea en su relación de pareja, en su trabajo o en su desarrollo personal, lamentablemente el enfermo muchas veces no se da cuente hasta que es demasiado tarde. Este

La caída

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La maleza, arboles y arbustos rodean el sendero, el suelo con tierra mojada de la lluvia de la noche salpica tu paso, el ambiente es húmedo y a pesar que no pasamos de las 9 de mañana, el calor ronda cerca de los 30°C, o al menos así se siente. El camino es difícil, es muy estrecho, con pequeños promontorios de rocas que te obligan a poner bastante fuerza en el pedaleo y las bajadas son rápidas pero hay que maniobrar rápido y con presteza por las condiciones del camino. De repente una roca golpea en su borde de tu pedal, unos centímetros mas arriba y el golpe hubiera sido en tu dedo del pie. Es un aviso  y tu mente busca concentrarse en evitar este posible riesgo, tratas de no darle importancia, metros mas adelante, en un pedaleo en bajada, sientes un golpe en la bicicleta, se cimbra todo el cuadro, los milisegundos parecen convertirse en minutos y observas lo que pasa como si estuvieras en cámara lenta, la caída es inminente, solo aciertas a aventar a un lado la bicicleta, no al

La veleta

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Y rodando por esta bella ciudad de Mérida, me encontré con la particularidad de que a diferencia de otras ciudades de México, las calles no tienen nombres de personajes, héroes o fechas históricas, tienen números, pares y nones, lo cual es muy practico para alguien que no conoce la ciudad pues vuelve un tema de coordenadas, pero si bien las calles no tienen nombres, las esquinas si los tienen, y estas surgieron de la costumbre popular, nombres simples como el Zorro, la Veleta, Las Monjas, El Loro y otras mas extrañas como "El Shangai" o "El besito de cariño", por nombrar algunas  y tienen que ver con sucesos acontecidos hace muchisimos ayeres que pocos recuerdan y que sirvieron como referencia de ubicación, hoy en desuso por el crecimiento de la ciudad y el paulatino abandono de su centro en mi rodar se volvieron como un juego de sorpresa saber que dibujo habrá en la esquina al dar la vuela e imaginar el porque se llamaría así. Y en esto pensaba cuando record