El llamado de la naturaleza
Vivir en un lugar en donde hay mucha oferta turística de aventura, hace que de algún momento tenga que afectarte el exceso de publicidad y mercadotecnia (aunque vaya dirigida a los vikingos del hemisferio norte), provocando que se despierte en mi interior el espíritu del cavernicola de closet que llevo dentro y que todos los los hombres de genero masculino que nos preciamos de ser no menos que aspirantes a "macho alfa" tenemos.
Seducido por el llamado de la naturaleza, este hombre cavernario que habita en nuestro interior, comenzara a controlar tus pensamientos y rápidamente encontrara eco entre los congéneres varones de la tribu dispuestos a internarse en las selvas y conseguir el sustento con las propias manos.
Y aun en este ambiente (casualmente amenizado por unas cervezas), no se ha perdido del todo los resabios de un ser pensante y moderno, por lo que se habré un paréntesis de cordura para realizar la adecuada planificación que requerirá esta expedición, nada complejo tampoco, después de todo no se va construir un puente, solo contestar algunas cuestiones básicas:
- ¿Cuando salimos?: Hoy, hoy, hoy (como lo dictan las enseñanzas del Sensei de la hebilla piteada y la bota de charol)
- ¿Donde dormir?: Una casa de campaña de la tía, tiene guardad de hace años.
- ¿Alimentos y bebidas?: No importa, (Seguro hay Oxxos en el camino) y lo que no la naturaleza proveerá
- ¿Herramientas?: Una navaja (McGuiver estaría orgulloso de nosotros), una lampara de mano y unos cerillos son suficientes.
- ¿A donde ir?: El folleto dice que Río Lagartos.
Después de haber hecho el plan, es momento de la ejecución, mochilas, tomar las bicis, y enfilar al estación de autobuses, Y dado que son las 3 de la tarde y según el folleto la distancia a recorrer es de 3 horas, por lo que deberíamos de llegar aproximadamente a las 6pm a nuestro destino, para poder ubicar con tiempo nuestro campamento.
Pero por supuesto, y como lo dictan los cánones, el autobús que nos lleva es uno del tipo "pollero" que hará paradas en cuanto asentamiento humano se encuentre en su camino, alargando ligeramente la llegada a nuestro destino, el cual para no entrar en pormenores, solo señalare que llegamos a las 9:30pm.
Una vez llegado al destino, toca encontrar un buen lugar para acampar, y que mejor que la recomendación de los lugareños, así que nos acercamos a una señora que nos ofrece rentarle el patio de su casa, (¿Acaso no nota la percha casi de piratas que tenemos?)
Después de superar semejante ofensa, proseguimos con nuestra indagatoria, y nos comentan de un lugar llamado Chiquilá, al cual se llega mediante una vereda que va paralela a la costa (¡Que bueno que trajimos una lampara!...y que malo que las pilas se acabaron a mitad del camino).
Es realmente increíble lo oscuro que es la noche en una vereda rodeada de manglares y por tu mente pasa un pensamiento: "¿porque se llama Río Lagartos este lugar?
Para nuestra fortuna, el camino era iluminado de forma intermitente por un faro que hay en el puerto de Río Lagartos, así que decidimos continuar avanzando, hasta que por fin encontramos un claro,bastante amplio, definitivamente es un lugar ideal para montar el campamento,
Pasadas las 12 de la noche por fin hemos armado la tienda de campaña, no ha sido tarea fácil sin la ayuda de una lampara, estamos tan cansados que hemos decidido no prender ninguna fogata, solo comimos unas galletas y a dormir.
A las 4 de la mañana me despierto, estoy temblando como si hubiera una nevada, hay tanta humedad que te cala los huesos, (diablos ¿que nadie pensó en cargar una cobija?)
Hay mucho ruido de gente, ya amanecio,.. heey ¿por que empujan la tienda?.
Algo confundidos y apurados salimos de la tienda de campaña en medio de improperios y mentadas de madre y risas... estamos en el medio de un campo...de fútbol.
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