La chimenea

Después de varios días de adaptacion y acomodorme en una nueva forma de vida, por fin he tenido el tiempo de rodar y de darme el tiempo de escribir.

Este domingo tuve la oportunidad de hacer una rodada por primera vez en las brechas en la selva yucateca, y aunque en esta región las temperaturas ocsilan en esta epoca entre los 30 y 40 grados, con una alta humedad que te desgasta, vivi una grata experiencia que seguramente repetiré.

Son 7:30am y una decena de autos y camionetas salen de Mérida cargando bicis con destino a una población a 40km de distancia que se llama Uayalceh ( Se pronuncia Uayalke) en donde nos esperaba una hermosa estampa de una ex hacienda, de la cual lo que mas me llamo la atención fue su chimenea:




Y con la hacienda de testigo comenzamos a recorrer las brechas que nos llevarían a recorrer en total tres cenotes y 40km, el camino es agreste, es difícil, aunque no tiene subidas, tampoco hay bajadas que te den algún tipo de descanso, hay que pedalear constantemente, la maleza nos cubre a ambos costados, deja muy poca visión de lo que hay por delante, sumado a esto hay que cuidarnos específicamente de una planta llamada "La Chaya", la cual produce una fuerte urticaria al contacto con la piel y se da en abundancia en esta epoca del año.


Y así llegamos a nuestra primer objetivo a unos 8km del punto de partida, el cenote Kankirxche, el cual aparece de repente, como  si fuera un oasis en un desierto verde, aunque lo realmente impresionante es que lo primero que vez al llegar es un hueco en la tierra de unos 5 o 6mts de diámetro, sin embargo al acercarte mas observas una profundidad de unos 20mts y  otros tantos de ancho en el interior, es un lugar con escaleras que facilitan su ascenso y descenso y con hermosas formaciones de estalactitas y  de las raíces de los arboles formando un hermoso decorado natural en su interior, eso si, no muy recomendable si sufres de vértigo.




Después de disfrutar de un chapuzon en el agua fría de este cenote, lo cual es un verdadero lujo en el calor que se siente en el ambiente, continuamos hacia el segundo cenote llamado Yaaludzil, una verdadera belleza a la vista, en donde a diferencia del cenote anterior, el hueco exterior es del mismo tamaño que el plato de agua interior, y la luz del sol hace que nos maravillemos con los colores del agua cristalina, también es un verdadero placer para los amantes de las emociones fuertes que pueden saltar de cerca de veinte metros y caer en su interior.


Aquí aprovechamos también para comer, ya que a su costado una pequeña población vive del turismo que llega a disfrutar de este lugar, así que hay tiendas en donde abastecerse de agua y comida.

Por ultimo nos dirigimos al ultimo cenote de nuestra rodada , Chiuo Hol,  que mas bien parece una cueva pequeña y pareciera el menos impactante en comparacion a los anteriores, sin embargo es la etapa mas difícil de acceso y por tanto de mas reto en estos menesteres del pedaleo.


Así comenzamos el regreso a nuestro punto original de partida, en donde salimos a la carpeta asfáltica, abandonando las brechas, aquí realmente el calor se incrementa y desgaste empieza hacerte desfallecer, y en horizonte no ves mas que una recta sin fin, cabe mencionar que en Yucatan no hay montañas, por lo que el paisaje es vuelve monotono y parece no terminar nunca, y de repente cuando piensas que no lo lograras, aparece en horizonte un figura reconfortante, una chimenea, que te indica lo cerca que estas de concluir lo que empezaste, y eso me hace reflexionar lo importante que es en nuestras vidas el visualizar el objetivo, el verlo y sentirlo, para alcanzarlo.

Y así se ve la vida desde una bicicleta en la tierras del Mayab

Comentarios

Entradas populares de este blog

Señor Gato

La veleta

El virus