El virus
Llueve en esta tarde, disfrutando de un café y la compañía del perro echado a los pies, observo mi bici, han pasado meses sin rodarla, una mezcla de nostalgia y hasta de cierta culpa llegan a mi mente por todos los pretextos que cada semana han saboteado el girar de la rueda. El recuerdo del esfuerzo y la satisfacción que solo te da el alcanzar nuevos horizontes, me hacen reflexionar en el porque decidí abandonar mi bicicleta a merced del polvo y telarañas. Y caigo en cuenta que que fui atacado por algo llamado confort, ese extraño (pero común) virus que apaga el ímpetu de descubrir y gozar nuevas aventuras en hombres y mujeres por igual. Y resulta que es un formidable enemigo, comparte una característica con los grandes males de la humanidad, es silencioso, ataca a la victima en todos los aspectos de tu vida, ya sea en su relación de pareja, en su trabajo o en su desarrollo personal, lamentablemente el enfermo muchas veces no se da cuente hasta que es demasiado tarde. Este